Los enanos Grunyar y Harsk fortifican el extremo del puente donde fueron emboscados, a la espera de que sus compañeros manden ayuda después de tomar las medidas de seguridad oportunas en el campamento. En confianza, piden a Qhorin que lleve una nota (escrita en código al teniente Rogar, líder del campamento carbonero, por los antiguos túneles de épocas de la guerra.
El camino a la antigua entrada a los complejos desapareció hace décadas cuando parte de las pasarelas construidas en la roca cayo con un alud y el acceso ha de realizarse deslizándose por la pared del acantilado.
Con alguna dificultad y mucha ayuda, Sherezade consigue pasar un cabo guía con el cual el resto de compañeros pueden pasar sin demasiado riesgo.
Al salvar el tramo destruido, el grupo se acerca a la entrada al complejo, y en la cámara de entrada son sorprendidos por un grupo de goblins enloquecidos mientras observaban una antigua estatua del Rey Frenlon, distraídos por la lección de historia del erudito Ezren.
Las cavernas del complejo contienen aun muchos de los artefactos sagrados de la época de Frenlon y aunque ya han perdido parte de su poder, siguen siendo una gran ayuda para los seguidores del bien.
Al parecer los goblins que han llegado hasta allí tienen un mago como caudillo que se denomina a si mismo rey de todos los goblins de la montaña. Y tras derrotar a sus guardaespaldas, consiguen apresar al rey y hacerse con su tesoro.
